lunes, 13 de abril de 2009

... Sin vosotros...



Por fín han transcurrido estos días en los que, para unos representan el recordatorio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo y, para otros, tan solo son días de asueto, ocio y vacaciones.

No quiero que nadie se ofenda, he dicho , por fín, porque para mí han sido dolorosos y se me han hecho tremendamente largos.

Todavía no se han cumplido los tres meses de la muerte de mi padre y, lo hecho tanto de menos que, me duele muy dentro...

...Viví mi adolescencia en Zamora, ciudad de Castilla-León, donde la Semana Santa es sobre todo arte, tradición y austeridad. Allí, mis padres me enseñaron a vivirla con mucho recogimiento y fervor. Siempre de la mano de ellos recorriámos una a una las distintas cofradías: era emocionante y sobrecogedor - al menos eran las sensaciones que a mí me inspiraban aquellas vivencias - ... Mi padre, siempre pendiente, siempre al lado, siempre tan cerca... Lo siento papá, no soy tan fuerte como todos creíais... mi mente acepta tu ausencia pero mi corazón se encoge al recordarte y ... no consigo hacerme a la idea de que ya no estás entre nosotros.

...Años después, La Semana Santa también suponía irnos de vacaciones. Lo haciámos yéndonos a un pequeño pueblo de la provincia de Guadalajara llamado Baides - mi madre era de allí - nos juntábamos toda la familia materna, éramos muy felices. Tantos y tantos recuerdos y siempre con ellos.

...Más tarde, crecí, me hice adulta y, lógicamente otros intereses comenzaron a marcar mi vida pero nunca dejé de ver a mis padres... Y, cuando han transcurrido los años -muchos, afortunadamente- y, ha llegado la enfermedad y la muerte, ahí me han tenido, hasta el final.

Es por ello que, durante estos días, muy dentro de mí, han vuelto a revolotear tantas partículas que aunque agradables, no han dejado de doler.

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