miércoles, 8 de octubre de 2008

Mi ángel de la guarda






No sé dónde estás: hace tiempo que te fuiste.
Lo hiciste mirándome de la misma forma que lo hacías cada vez que me acercaba a ti: me mirabas fijamente y tus labios se movían emitiendo sonidos, que yo, desde mi deseo, interpretaba siempre. Estoy convencida y segura de que intentabas decirme muchas cosas …

Hasta dónde estés quiero que te llegue mi mensaje: Yo escuchaba que me querías, que me querías mucho. En tu mirada leía lo mucho que deseabas protegerme. Siempre estabas pendiente de mis movimientos, adivinabas mis deseos, ¿ ó quizás los intuías?. Me sonreías como dándome a entender que estabas de mi lado, que nunca me fallarías. Y así fue, hasta que te marchaste para siempre.

Ahora … tengo que cerrar los ojos e imaginarte. Ahora , - en muchísimos momentos - me gustaría verte en tu silla de siempre, silencioso, sin participar activamente, tan sólo mirando y sonriendo. Me gustaría cogerte la mano, abrazarte y, decirte lo mucho que siempre te quise …

… Han pasado algunos años y ya no soy una niña, pero ahora, tío Andrés, necesito que sigas siendo mi ángel …

Aquel ángel que teníamos que intuir porque Dios, la Naturaleza o la incapacidad humana, habían decidido, o no pudieron evitar: tu incapacidad para moverte, hablar y obrar, como la mayoría de los humanos …

… Pero hoy quiero decirte que, para mí, tu sensibilidad, tu bondad y tu capacidad de amar, estaban muy por encima de la que poseen la mayoría de las personas que he conocido.

… Sigue descansando en paz .

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