Real, totalmente real, pero... solo el precio, puesto que no se trata de un pez vivo, aunque sí inteligente, ya que es capaz de detectar vertidos tóxicos y transmitir información.
Se trata de un pez robot, tiene forma de carpa y el tamaño de una foca (aproximadamente 1,5 metros). Ha sido desarrollado por científicos británicos con el objetivo de detectar contaminación en medios subacuáticos.
Cuesta unos 21.000 euros, imita el movimiento de un pez y está equipado con sensores químicos
para localizar contaminantes como filtraciones de barcos o de tuberías subterráneas. La información la mandará a tierra utilizando tecnología inalámbrica Wi-Fi.
Su debút profesional será en el puerto de Gijón y su jornada laboral la llevará a cabo por aguas asturianas, además, si se porta bien tendrá la suerte de conocer muchos lugares pues sus diseñadores planean utilizarlo en ríos, lagos y mares de todo el mundo.
Se trata de un pez robot, tiene forma de carpa y el tamaño de una foca (aproximadamente 1,5 metros). Ha sido desarrollado por científicos británicos con el objetivo de detectar contaminación en medios subacuáticos.
Cuesta unos 21.000 euros, imita el movimiento de un pez y está equipado con sensores químicos
para localizar contaminantes como filtraciones de barcos o de tuberías subterráneas. La información la mandará a tierra utilizando tecnología inalámbrica Wi-Fi.
Su debút profesional será en el puerto de Gijón y su jornada laboral la llevará a cabo por aguas asturianas, además, si se porta bien tendrá la suerte de conocer muchos lugares pues sus diseñadores planean utilizarlo en ríos, lagos y mares de todo el mundo.
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