El pasado día 11 muere en Murcia otra mujer -y, es la número 25 en lo que va de año- como consecuencia de esta lacra social conocida como violencia de género.
Os prometí en mi entrada anterior, daros mi punto de vista sobre este tema terrible que, sin ninguna piedad se lleva a cabo con una gran brutalidad llegando en muchas ocasiones a desembocar como ha sucedido con estas 25 mujeres, en asesinato.
Datos feacientes dicen que una de cada tres mujeres en el mundo, ha padecido a lo largo de su vida un acto de violencia de género. Situaciones que van desde la discriminación y el menosprecio hasta la agresión física o psicológica, violación y asesinato.
¿Qué ha pasado y qué está pasando?
No voy a adentrarme en estudios antropológicos de si como argumentaba Lewis Henry Morgan la humanidad en sus comienzos estaba formada por comunidades matriarcales... De si la abolición del derecho materno (la descendencia y el reparto de los bienes se contaban por línea femenina), fue o pudo ser la derrota histórica de la mujer, dando comienzo al poder exclusivo de los hombres con la nueva forma de familia llamada patriarcal... De si las Religiones han jugado o juegan un papel importante en el tema...
Tampoco quiero hablar de las modificaciones que este modelo patriarcal ha ido experimentando a lo largo de los siglos y en los diferentes países.
No, no voy a hacerlo, porque considero que hay voces mucho más capacitadas que la mía para adentrarnos y darnos su opinión sobre las investigaciones y estudios realizados acerca de todo ello.
Lo que si deseo, y me gustaría que todas las mujeres, en especial las las que somos madres; nuestros maridos y compañeros; los padres de nuestros hijos; educadores, formadores, agentes sociales... y todo aquél a quien corresponda, haga un profunda reflexión sobre la prioridad de este tema por las consecuencias tan graves ha que da lugar y, según mi opinión, no cuestionadas en su justa medida, para que, desde el más nimio de nuestros movimientos, lo tengamos siempre presente.
Soy mujer, esposa, madre, educadora y comprometida social. Algo no hacemos, o quizás, lo hacemos mal, por ello, continuamente me pregunto en qué estamos fallando.
...Y, si comenzáramos a tratar este tema en las escuelas? ...Y, si explicáramos bien el concepto igualdad? ...Y. si "publicitáramos" más el significado de respeto? ...Por qué no potenciamos "algo más", la empatía, la complicidad, los objetivos en común?... Son tantas y tantas las preguntas...
Hombres y mujeres somos los habitantes racionales de este planeta. Hombres y mujeres nos complementamos. Hombres y mujeres son nuestros hijos/as. ¿Tan ciegos estamos que, somos incapaces de ver el grandísimo daño que nos estamos haciendo con determinadas conductas "tildadas" en la mayoría de las ocasiones con adjetivos peyorativos y que, no son otra cosa más, que la consecuencia de inseguridades, frustraciones, fracasos, miedos... que bien prodían erradicarse si desde la infancia formáramos a nuestros ciudadanos de forma coherente.
...Al igual que cuando una mujer o un hombre admiten por primera vez un agravio a su dignidad, -llámese insulto, menosprecio, vejación etc.- esto volverá a repetirse de forma más intensa y continuada en el tiempo-, de la misma forma se repetirán e intensificarán las buenas conductas si las aplicamos desde la infancia.Y, sin lugar a dudas, tanto madres como padres deberiámos ser la parte más involucrada e interesada en conseguirlo.
Claro que necesitamos a las instituciones. Claro que son imprescindibles las leyes. Pero no nos equivoquemos, el problema no se soluciona cuando el que comete el agravio cumple su pena, el problema se erradica cuando no aparece, y eso, bajo mi punto de vista, llegaría si, -lo digo con todo respeto y humildad- desde la familia, el entorno y la escuela lo tuviéramos más en cuenta.
Quiero aclarar, que si mi entrada aparece como "blanda" y ausente de adjetivos por todos conocidos, ha sido de forma consciente.
Y por último, aunque obvia la respuesta, una pregunta a algunos padres ¿si tienes hijas, te gustaría que alguién las maltratara? y a las madres, si no te gusta lo que te hacen ¿por qué educas a tus hijos de forma diferente a tus hijas?